¿Sabías que hay un país en el mundo donde se hablan más de 800 idiomas diferentes? No, no es India. Tampoco China. Ni siquiera Estados Unidos, pese a su diversidad. El país con mayor diversidad lingüística es uno que muchos ni siquiera ubicarían fácilmente en un mapa: Papúa Nueva Guinea.
Según el Ethnologue, la base de datos lingüísticos más reconocida a nivel mundial, Papúa Nueva Guinea tiene registradas más de 840 lenguas vivas, lo que representa aproximadamente el 10% de todos los idiomas del mundo, ¡en un solo país!
Un país, muchas lenguas
¿Cómo es posible que un país tan pequeño en términos de población —unos 9 millones de habitantes— tenga semejante variedad de idiomas? La respuesta está en su geografía, su historia y su cultura.
Papúa Nueva Guinea ocupa la mitad oriental de la isla de Nueva Guinea (la segunda más grande del mundo después de Groenlandia) y está rodeada por un archipiélago de islas más pequeñas. Su terreno es extremadamente montañoso y accidentado, con selvas espesas, ríos caudalosos y escasa infraestructura. Esto ha generado un fenómeno de aislamiento natural: muchas comunidades han vivido separadas durante siglos, desarrollando sus propios idiomas, tradiciones e identidades.
En muchos casos, los habitantes de un valle no pueden comunicarse directamente con los de otro a pocos kilómetros de distancia, porque sus lenguas no son mutuamente inteligibles. Esto ha dado lugar a una diversidad cultural y lingüística sin precedentes.
Tres idiomas oficiales… y cientos no oficiales
Pese a esta variedad, el país ha establecido tres lenguas oficiales para facilitar la comunicación y la administración:
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Inglés, usado principalmente en el gobierno, la educación y los medios de comunicación.
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Tok Pisin, un criollo basado en el inglés, que actúa como lingua franca y es comprendido por más del 70% de la población.
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Hiri Motu, una lengua austronesia usada sobre todo en la región sur del país.
El Tok Pisin, en particular, es fascinante. Suena familiar pero diferente: "Mi no save long dispela samting" significa "No sé sobre esa cosa". Es un ejemplo de cómo las lenguas evolucionan cuando se mezclan culturas, necesidades y creatividad.
Un crisol de culturas
La diversidad lingüística de Papúa Nueva Guinea es solo una parte de su inmensa diversidad cultural. Se estima que hay más de 1.000 grupos étnicos distintos, cada uno con sus propios rituales, vestimentas, danzas y estructuras sociales.
La mayoría de los habitantes viven en zonas rurales, en comunidades organizadas en torno a clanes o linajes tribales. La economía es mayormente de subsistencia, basada en la agricultura, la pesca y la caza, aunque el país posee recursos naturales como oro, petróleo y gas, cuyo aprovechamiento está en manos de grandes empresas extranjeras.
Historia de un país joven
Papúa Nueva Guinea es un país relativamente joven. Fue colonizado por Alemania en el norte y por Reino Unido (y más tarde Australia) en el sur durante el siglo XIX. Después de la Segunda Guerra Mundial, quedó bajo tutela australiana hasta su independencia en 1975.
A pesar de su juventud política, el país cuenta con una historia milenaria: algunos estudios arqueológicos indican que los primeros humanos llegaron hace más de 50.000 años, convirtiéndolo en uno de los asentamientos humanos más antiguos fuera de África.
Una anécdota: cuando la diversidad complicó la justicia
Una de las anécdotas más curiosas sobre esta riqueza lingüística ocurrió en un tribunal rural. Un acusado no hablaba ni Tok Pisin, ni Hiri Motu, ni inglés. El juez tuvo que recurrir a tres traductores en cadena: uno que hablaba inglés y Tok Pisin, otro que traducía Tok Pisin al idioma de la región, y un tercero que finalmente hablaba la lengua materna del acusado.
Imagina el reto de mantener la fidelidad del mensaje a lo largo de esa cadena. Una sola palabra mal interpretada podía significar la diferencia entre inocencia o culpabilidad. Esta historia, que parece sacada de una comedia de enredos, es en realidad una muestra de los desafíos reales que enfrenta el sistema judicial del país por la enorme variedad lingüística.
¿Un riesgo o una riqueza?
Aunque podría parecer caótico, Papúa Nueva Guinea valora profundamente su diversidad. Sin embargo, no está exenta de problemas. Muchas de sus lenguas están en riesgo de desaparecer, ya que los jóvenes tienden a aprender primero Tok Pisin o inglés para acceder a la educación y al trabajo.
En respuesta, algunas iniciativas locales e internacionales buscan preservar y documentar estas lenguas, no solo como vehículos de comunicación, sino como expresiones vivas de conocimiento ancestral, espiritualidad y cosmovisión.
En resumen
Papúa Nueva Guinea es el país con más idiomas del mundo, y no por poco margen. Su diversidad lingüística es un reflejo de su compleja geografía, su historia de aislamiento natural y su mosaico de culturas. En un mundo cada vez más globalizado, este rincón del Pacífico nos recuerda la importancia de la diversidad cultural y la riqueza que representa cada lengua, por pequeña o remota que sea.
Así que la próxima vez que pienses que aprender un segundo idioma es complicado, recuerda: en Papúa Nueva Guinea, hay personas que crecen hablando tres, cuatro o más idiomas… y todos distintos entre sí.
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